Culpa a los genes masculinos. El género de toda concepción tiene un de probabilidad. De ser así, es probable que tengas una niña. Si tu piel se reseca, es probable que tengas un niño y si tu piel se mantiene suave, entonces posiblemente una niña es la responsable. Esta teoría no tiene en cuenta la contextura de la madre o el tamaño de su torso, cosa que puede hacer una gran diferencia en la forma del vientre. El tono muscular y la fuerza pueden hacer una diferencia en cómo se ve una madre embarazada. Si es así, entonces podrías tener una niña en tu vientre. Se dice que el pelo sedoso y grueso se debe a los genes de los niños. Entonces, seguramente una niña viene en camino.

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La lactancia materna no estropea el busto. La creencia de que sí lo hace se mantiene, pese a que los especialistas insisten en que lo que provoca cambios en el cuerpo de una madre es el embarazo y, por supuesto, el paso del tiempo. A continuación se aborda qué pasa con los pechos de la mujer durante la gestación y la lactancia y el proceso que experimentan cuando dejan de amamantar. También se citan estudios que confirman que no hay diferencias entre los pechos de madres que han practicado la amamantamiento materna y las que no. Sin embargo, tal creencia se mantiene y sigue motivando muchas dudas y consultas.